¿Es gracioso lo que hace mi perro o es una obsesión que debo corregir?

 Algunas veces los perros adquieren obsesiones, que aunque en un primer momento pueden parecernos graciosas, son un reflejo de que algo no anda bien.
Un perro con falta de ejercicio puede enfocar ese exceso de energía en obsesiones como una pelota, una piedra, una luz o cualquier cosa en la que poder descargar esa energía.
Morder piedras es un claro ejemplo de un comportamiento que debemos corregir por su bien.
Para conseguir quitar esta fijación, que suele ser bastante complicado hacerlo simplemente a la fuerza, debemos asegurarnos que hace el suficiente ejercicio diario y que haya quemado ese exceso de energía, con un buen paseo.( No vale llevarlo al descampado de la esquina a tirarle la pelota, ya que ésto sólo conseguirá aumentar aún más su ansiedad).
Después debemos reforzar nuestra posición de líderes con respecto a ellos, sin violencia, pero manteniendonos tranquilos y firmes. Adueñarnos del objeto en cuestión y hacerles saber que es nuestro. Para ello nos colocaremos encima del objeto, de pie, cabeza alta, posición firme, y no dejaremos que se acerque a menor distancia que la que decidamos, haciéndoles un gesto con nuestra mano y/o sonido cuando intenten acercarse a cogerlo.

Nuestros perros nos hablan, pero no en nuestro idioma, y una de las formas en las que nos dicen cosas es a través de su actitud y comportamiento. Un perro con un comportamiento inadecuado o molesto no significa sea malo, o que "no tenga remedio", sino que está mostrando que hay algo que no estamos haciendo bien como cuidadores y dueños, y es nuestro deber descubrirlo y tomar acción para cambiarlo. 

Las pautas que debemos usar para tener una relación equilibrada con nuestros perros son sencillas y fáciles de aplicar, sólo debemos conocerlas y tener la suficiente paciencia y decisión para llevarlas a cabo con éxito.
Nos merecemos tener la vida que deseamos y gozar de armonía en ella, y nuestros perros no deben suponer un obstáculo sino todo lo contrario. Ellos son un fuerte empujón hacia la plenitud, la armonía y la felicidad, que tanto ellos como nosotros nos merecemos, y que podemos conseguir.