viernes, 16 de mayo de 2014

¿Por qué mi perro no me hace caso y se porta mal?


 Pues según mi experiencia y lo que he aprendido, esto es así porque no asumimos el mando, no tomamos el control y entonces son los animales los que se ven en la obligación de tomarlo ellos. Y cuando un perro toma el mando y el control en una familia, las consecuencias son cosas como: mostrarse agresivos con otros perros o personas, mostrarse dominantes y posesivos en nuestra propia casa o fuera de ella, ladrar cuando alguien llama a la puerta, tirar de la correa en los paseos, molestarnos mientras comemos para que les demos comida, ansiedad, nerviosismo...
Todas estas cosas son señales de que no estamos tomando el control y siendo unos líderes para ellos. Ellos se mueven por energía, y para ellos, en toda manada tiene que haber un líder, por lo que si el humano no toma esa posición, la tomarán ellos. Y es entonces cuando llegan los problemas.


 Hay mucha gente que piensa que es cruel disciplinar a un perro, pero lo que realmente es cruel es no disciplinarlo, y no permitirles que estén relajados y tranquilos y que confíen en que su dueñ@ tomará el mando y el control. Ellos se relajan cuando asumimos el control, y eso no es crueldad, es potenciar la tranquilidad y el equilibrio. Todos necesitamos la disciplina en nuestras vivas y en la vida en sociedad. La disciplina para mi no es castigar, sino poner unos límites por donde no dejaremos que pase el animal, porque sabemos que no es bueno para ellos ni para nosotros, y porque queremos una vida en equilibrio y en paz.
He visto perros disciplinados y perros sin ninguna disciplina y muchísimo cariño, y creo que son más felices, equilibrados y tranquilos los primeros. Y sé, por experiencia, que un perro sin disciplina, va a dar muchos problemas, y eso es algo que puede observar cualquiera que tenga o haya tenido perros.
Los perros nos están diciendo: "toma el mando y el control, o lo tendré que tomar yo"
Hay muchas personas que son disciplinadas en sus vidas y son buenos líderes, pero luego dejan de serlo con sus perros, ya sea por pena, por necesidades emocionales y afectivas que vuelcan en el animal u otras razones. Y ésto provoca desequilibrio y problemas.
Lo bueno es que tenemos el poder de cambiar ésto, igual que somos nosotros los que lo hemos provocado. Sólo debemos cambiar el chip y tomar conciencia del problema y de la solución.
La naturaleza tiende siempre al equilibrio. Nuestro perro cambiará casi instantáneamente cuando nosotros cambiemos, aunque nos cueste creerlo.

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