martes, 29 de abril de 2014

Qué hacer cuando se "portan mal".



Regañar y castigar a un perro. 

Una de las cosas más habituales que solemos hacer con los perros, es regañarles o castigarles cuando han hecho algo que consideramos"malo", y lo pongo entre comillas, porque en la naturaleza creo que no hay nada malo ni bueno, sólo lo que funciona y lo que no, dependiendo de lo que estemos buscando.
Si estamos buscando que el animal nos haga caso y no vuelva a comportarse como lo ha hecho, regañarles y castigarles no va a funcionar, y de hecho creo que sólo conseguiremos provocar más nerviosismo, ansiedad y proyectar una energía inestable y de debilidad, que es la que les proyectamos cuando les gritamos o les castigamos. Y ellos nunca hacen caso a un líder inestable, inseguro o nervioso, y eso lo sabemos por experiencia los que hemos tenido perro. Ellos hacen caso a un líder, que es lo que tenemos que conseguir ser para ellos, que esté tranquilo y sea firme.

Para ello no debemos hablarles, mucho menos gritarles, ya que esto sólo aumenta la excitación y nerviosismo, y debemos corregir los comportamientos que no deseamos que tengan, en el momento de producirse, o incluso unos segundo antes,  si ya vemos lo que va a pasar, con un toque firme con la mano o pie (no es pegarle, sino darle un toque que le saque de ese estado mental, tal y como harían otros perros en una manada), o con un tirón lateral de correa.
Los perros hacen caso a una energía serena y estable, no a energías inestables, nerviosas, temerosas, o agresivas.
Así que lo importante es lograr un estado de relajación y firmeza en nosotros mismos, para proyectar eso en ellos, corregir en el momento de producirse la conducta que no deseamos, y sólo dar afecto cuando el animal este tranquilo, nunca cuando este nervioso, ansioso, agresivo, o temeroso, ya que sólo conseguimos potenciar más aún estos estados.
Éstas son cosas que nos cuesta bastante creer y más aún llevarlas a la práctica, porque pensamos que estamos siendo crueles o sentimos pena por ellos. No es cruel imponer unas normas y unos límites. Todos las necesitamos en nuestras vidas para llevar una vida equilibrada y tener una convivencia lo más armoniosa posible. También ellos las necesitan. Y creo que un perro equilibrado y tranquilo, con normas y reglas, y con un líder firme y tranquilo es mucho más feliz que un perro al que se le permite todo.
Así qué, cómo en todo en la vida, todo comienza con un cambio en nosotros mismos. Ellos nos empujan a ser tranquilos, serenos, y firmes, y a llevar las riendas de nuestras vidas.
Son un regalo del cielo.

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